Sé que no sabías que se llamaba así, sé que no conocías que era un problema sexual tal como lo conoces hoy, pero... siempre hay un momento en el que comienzas a sospechar que algo no va bien... ¡Ese momento justo es al que me refiero!
Ahí va el mio...
Ahí va el mio...
Ha llovido mucho desde aquel momento en
que, por primera vez, fui consciente de que algo raro me ocurría.
Tendría unos doce o trece años cuando la inquietud por conocer mi cuerpo y
experimentar con él me mostró la cruda realidad de lo que me sucedía y de lo que tardaría mucho comprender.
En primer lugar descubrí, por razones obvias, el lado más
placentero de mi sexualidad, que no era otro que el deleite que me proporcionaba jugar inocentemente
con mis genitales y experimentar con las sensaciones que mi cuerpo me ofrecía. Todo un mundo de sensaciones por descubrir ajenas a expectativas sociales, prejuicios, estereotipos y alejadas del “tempo” y todo lo que, más tarde, vendría asociado a
él en lo que respecta a mi vida sexual. ¡Qué tiempos aquellos!
Recuerdo que los niños de mi barrio, con los que no tardé en inmiscuirme, hacían escapadas a un cañaveral cercano donde, de forma inocente y clandestina mirábamos revistas pornográficas que algún "pillo" robaba o se encontraba vete tú a saber donde... Y juntos, nos masturbábamos tratando de descubrir y experimentar con aquellas sensaciones que nuestro cuerpo nos ofrecía y que, en el fondo todos sabíamos que estaba "prohibido", lo cuál lo hacía aún más atractivo. Todos sabéis de lo que hablo.
Fue justamente en ese momento cuando comencé a sentir que algo en
mí no iba bien. No fue complicado darse cuenta de que yo, independientemente
de mi deseo, era el primero que eyaculaba. Recuerdo con angustia tener que
esperar avergonzado a que todos terminaran de “jugar” mientras yo me preguntaba porqué los demás tardaban tanto. Era muy raro... Me inquietaba. Me sentía confuso y no comprendía nada.
En la actualidad. recordarlo me resulta gracioso. Hoy comprendo que no estábamos más que experimentando inocentemente con nuestra sexualidad. Era un acto voluntario e instintivo. Pero son estos "jugueteos" de niñez los que me hacen pensar en que, por primera vez, en ese mismo momento pude ser consciente de que tenía un problema sexual.
Evidentemente, debido a mi edad, no conocía la naturaleza ni la importancia del problema, pero yo ya deduje que el tiempo que yo invertía en llegar a eyacular nada tenía que ver con el que invertían el resto de chicos y por ende, con aquel que se esperaba de mí. Me sentía mal puesto que sólo me ocurría a mí. Con el tiempo supe que yo era ese "uno" que de cada "cuatro" no controla su eyaculación.
Es difícil encontrar el momento justo en el que uno conoce que sufre un problema de este tipo. Muchos chicos no son conocedores de ello hasta que comienzan a tener sus primeras relaciones sexuales pero es cierto que, en todos los casos hay un denominador común: observas que tardas mucho menos en eyacular que el resto de chicos... y entonces comienza tu andadura por lo que significa ser Eyaculador Precoz.
¿Y tú? ¿Recuerdas el momento en el que comenzaste a sentir que algo en ti no iba del todo bien? Te invito a reflexionar y a bucear en tu pasado para buscar ese instante y si lo encuentras y te apetece lo compartas con nosotros a través de un comentario o usando el mail del blog.