domingo, 31 de enero de 2016

¿Cuándo descubriste que eras Eyaculador Precoz?

Sé que no sabías que se llamaba así, sé que no conocías que era un problema sexual tal como lo conoces hoy, pero... siempre hay un momento en el que comienzas a sospechar que algo no va bien... ¡Ese momento justo es al que me refiero!

Ahí va el mio...

Ha llovido mucho desde aquel momento en que, por primera vez, fui consciente de que algo raro me ocurría. Tendría unos doce o trece años cuando la inquietud por conocer mi cuerpo y experimentar con él me mostró la cruda realidad de lo que me sucedía y de lo que tardaría mucho comprender.

En primer lugar descubrí, por razones obvias, el lado más placentero de mi sexualidad, que no era otro que el deleite que me proporcionaba jugar inocentemente con mis genitales y experimentar con las sensaciones que mi cuerpo me ofrecía. Todo un mundo de sensaciones por descubrir ajenas a expectativas sociales, prejuicios, estereotipos y alejadas del “tempo” y todo lo que, más tarde, vendría asociado a él en lo que respecta a mi vida sexual. ¡Qué tiempos aquellos!

Recuerdo que los niños de mi barrio, con los que no tardé en inmiscuirme, hacían escapadas a un cañaveral cercano donde, de forma inocente y clandestina mirábamos revistas pornográficas que algún "pillo" robaba o se encontraba vete tú a saber donde... Y juntos, nos masturbábamos tratando de descubrir y experimentar con aquellas sensaciones que nuestro cuerpo nos ofrecía y que, en el fondo todos sabíamos que estaba "prohibido", lo cuál lo hacía aún más atractivo. Todos sabéis de lo que hablo.

Fue justamente en ese momento cuando comencé a sentir que algo en mí no iba bien. No fue complicado darse cuenta de que yo, independientemente de mi deseo, era el primero que eyaculaba. Recuerdo con angustia tener que esperar avergonzado a que todos terminaran de “jugar” mientras yo me preguntaba porqué los demás tardaban tanto. Era muy raro... Me inquietaba. Me sentía confuso y no comprendía nada. 

En la actualidad. recordarlo me resulta gracioso. Hoy comprendo que no estábamos más que experimentando inocentemente con nuestra sexualidad. Era un acto voluntario e instintivo. Pero son estos "jugueteos" de niñez los que me hacen pensar en que, por primera vez, en ese mismo momento pude ser consciente de que tenía un problema sexual. 

Evidentemente, debido a mi edad, no conocía la naturaleza ni la importancia del problema, pero yo ya deduje que el tiempo que yo invertía en llegar a eyacular nada tenía que ver con el que invertían el resto de chicos y por ende, con aquel que se esperaba de mí. Me sentía mal puesto que sólo me ocurría a mí. Con el tiempo supe que yo era ese "uno" que de cada "cuatro" no controla su eyaculación. 

Es difícil encontrar el momento justo en el que uno conoce que sufre un problema de este tipo. Muchos chicos no son conocedores de ello hasta que comienzan a tener sus primeras relaciones sexuales pero es cierto que, en todos los casos hay un denominador común: observas que tardas mucho menos en eyacular que el resto de chicos... y entonces comienza tu andadura por lo que significa ser Eyaculador Precoz. 

¿Y tú? ¿Recuerdas el momento en el que comenzaste a sentir que algo en ti no iba del todo bien?  Te invito a reflexionar y a bucear en tu pasado para buscar ese instante y si lo encuentras y te apetece lo compartas con nosotros a través de un comentario o usando el mail del blog.  

jueves, 14 de enero de 2016

Diferencia de ritmos...


      Al igual que ocurre con la música, el ritmo está muy relacionado con la precocidad eyaculatoria. Nuestra piel lleva impregnada un ritmo, un tempo, que nada tiene que ver con el de nuestra pareja sexual. Esta afirmación es una obviedad y cualquiera de nosotros podremos haberlo experimentado tantas veces como hayamos mantenido relaciones sexuales (me refiero a todos los que sufrimos EP pero también a aquellas personas que leen este sitio como parejas sexuales).
 A menudo, cuando tengo relaciones sexuales me auto-analizo. Lo sé. Esta actividad no debería estar presente en un acto tan “instintivo y salvaje” como es un acto sexual pero al menos en mi caso es casi inevitable. Como decía, analizo cada instante, cada segundo para tratar de averiguar dónde me encuentro dentro del acto y a la vez, para poder conocerme mucho más (sexualmente hablando). Trato, de esta forma, de anticiparme, de controlar en cada momento el lugar en el que estoy dentro de lo que podría ser una barra de progreso mental en la que conocer cuánto tiempo me puede faltar para llegar al final. Para que lo podáis entender, podría decirse que, a menudo, mi actividad sexual la podría imaginar como una barra de progreso, parecida a esas que aparecen en los ordenadores personales cuando estamos pasando archivos de una carpeta a otra. Me consta que esto sucede también en muchos otros chicos que sufren la EP (no tiene porqué ser en todos) “faltan 30 segundos…”
Como mencioné anteriormente, una acto sexual no debería llevar parejo un análisis tal puesto que le resta libertad y la convierte en una actividad más psicológica que física pero aun así, como ya mencioné, no puedo evitar hacerlo. En una de las últimas veces en la que mantuve relaciones sexuales con mi pareja (a la que nunca tendré forma de agradecer todo lo que sacrifica por mí) mi atención estuvo muy centrada en esta diferencia de ritmos. En un principio, pensé que la presencia de esta “diferencia” era más evidente para nosotros que para nuestras parejas. Más tarde, mi continua necesidad reflexiva me ha llevado a la conclusión de que esta afirmación no es del todo cierta. Para nosotros, la diferencia de ritmo es evidente puesto que cuando vamos por los preliminares ya nuestro corazón bombea a un nivel casi eyaculatorio (y nuestro nivel de excitación evidentemente va en armonía y sinfonía con este momento concreto de la actividad sexual). Por el contrario, para nuestras parejas es justo al revés y por tanto la percepción es la misma. Es por nuestro nivel de estrés y preocupación el que nos lleva (o al menos a mí me ocurre) a pensar que únicamente nosotros percibimos de manera notable esta diferencia de ritmos.

Pido perdón si no he sido capaz de hacerme entender pero a menudo me resulta difícil describir este tipo de sentimientos más relacionados con constructos psicológicos que con sentimientos puramente físicos. Continuaré por tanto auto-analizándome y tratando de aprender cada día un poco más sobre todo lo que significa ser EYACULADOR PRECOZ, que no es poco…