Hay un post que me gusta mucho. Lo hice una tarde posterior a una relación sexual que viví intensamente y durante el cual estuve reflexionando cada segundo para poder tratar de plasmarlo en un artículo. No es que haya tenido más comentarios que ninguno pero sí los más bonitos y agradables que han tenido ninguno de los artículos que he publicado en este blog. Precisamente por ello, y porque lo publiqué inmediatamente nada más crear el blog me gustaría darle otra oportunidad para que puedan ser más los y "las"
blogger@s que puedan leerlo. Me consta que a muchos y muchas les ha gustado mucho, tanto como a mí escribirlo y recibir los comentarios de los lectores.
"Me gustaría dedicarlo especialmente a todas aquellas personas que "debido a efectos colaterales evidentes" también sufren esta temida disfunción por ser pareja de un EP. No hay que olvidar que detrás de un EP hay "parejas" que sufre las mismas consecuencias... Por ello me gustaría dedicar este artículo ofreciéndoles la oportunidad de que encuentren también en este blog, un lugar de encuentro y reflexión. A vosotroas, que estáis ahí... por vuestra paciencia y fidelidad..." (Lunático)
"Así siento yo..."
(...)Ahí está de nuevo. -Qué bien, una vez más estamos solos. Ufff, qué nervios, con lo que he esperado este momento...- Llevo todo el tiempo pensando en este instante... se acerca a mí, hace frio y nos tumbamos en el sofá muy cerquita el uno del otro. Me aprieta con sus brazos... qué bien, me siento muy a gusto, pero siento que mi corazón comienza a bombear cada vez más deprisa... trago saliva... nuestros cuerpos van entrando progresivamente en calor y... cierro los ojos fuerte, muy fuerte. Por la cabeza me pasan muchas cosas... "¿Nos dejamos llevar por los caprichos de nuestra piel?"... no, no lo digas, es demasiado cursi... pienso. Noto su cuerpo que oprime el mio y de repente, siento que también acaricia lentamente los dedos de mis manos... "te quiero" le susurro y le aprieto fuerte contra mí. "Idem"... -responde- y yo sonrio.
Pero... mi corazón bombea aún más deprisa y yo noto que el suyo no... ufff! ya empezamos, pero porqué tiene que ser así... estoy a cien pero siento que estamos a dos kilómetros de distancia... -respiro y vuelvo a cerrar fuertemente los ojos-. Mi corazón continúa con su latido constante... cada vez más acelerado. Tomo aire. Comienza el ejercicio de control, me pido encarecídamente a mí mismo que haga todo lo que había pensado hacer cuando no era ahora, no te dejes llevar por tu ritmo cardíaco y trata de hacerlo bien, pero... no puedo, no puedo... me doy la vuelta. Respiro bastante fuerte y trato de convercerme de que no es el momento... quizás no sea el momento. Mejor hago como que no me apetece. Mejor así... pero... rápidamente me invade un pensamiento dicotómico que me dice que me estoy equivocando... mi corazón no quiere eso... me pide que sea valiente, quiere gozar de los placeres más ocultos... necesita sudar, inspirar y sentir... ¡Dios que horror!... se supone que esto debería ser algo deseado, expontáneo pero buscado, ¡Mierda! me pongo las manos en la cara y expulto todo el aire que hay en mis pulmones...
Sin apenas darme cuenta está encima de mi, nos besamos, nos acariciamos y en un instante me veo dentro de una espiral que no puedo controlar... ya estoy dentro y el impulso me impide ir hacia atrás... creo por un instante escuchar mis propios latidos a la vez que siento que mis mejillas se calientan y enrojecen... nuestros cuerpos se desnudan... y en la punta de mis dedos siento un placer prodigioso que parecen sumirme en la locura más profunda... damos vueltas y más vueltas pero... de nuevo está aquí, de nuevo ha venido a apoderarse de mis más anelados deseos de gozo y me sumerge en la más profunda de las angustias... me lo dicen mis latidos del corazón que no precisamente suenan en mi pecho, sino en lo más recóndito de mi ser... y esa angustia llega más y más y quiere apoderarse de mí... y progresivamente me invade, y se apodera de mí, sin piedad...
Siento que no puedo más... y deseándolo profundamente sus manos se acercan hasta mi cuerpo... yo, en el más pleno de los regocijos palpables me veo en la obligación de decir que no... quiero gritar, quiero gritar pero no puedo... en la oscuridad levanto mi cuerllo y miro hacia arriba, soltándo súbitamente todo el aire que quedan en mis pulmones pero ya es tarde... ya es tarde... y a la angústia se le suma la verguenza, que pronto se convierte en compasión, que a la vez también es compasión de uno mismo... y todo acaba. El silencio se apodera de la habitación... y poco a poco dejo de escuchar como mi corazón bombea la sangre... y el aire se llena de culpabilidad y de morriña... me muerdo los labios mientras me coge la mano y me la aprieta fuerte... y el silencio se convierte en un -lo siento- que no debería haber sido. Pero de nuevo me aprieta la mano y poniéndome un dedo en los labios susurra -tranquilo-, y dormimos mientras nuestros cuerpos se volvian a abrazar.(...)